Fueron inventadas durante la primera revolución industrial para disminuir la cantidad de trabajo de costura en las empresas textiles. Desde la invención de la primera máquina de coser, atribuida a Thomas Saint en Londres, en 1790,1 se ha mejorado notablemente su eficiencia y productividad en la industria textil.
Las máquinas de coser domésticas están diseñadas para que una persona pueda coser artículos individuales utilizando un cierto tipo de puntada. En una máquina de coser moderna la tela se desliza por la máquina sin necesidad de agujas ni dedales, haciendo la tarea más rápidamente que con costura manual. Las máquinas industriales, por otro lado, son más grandes y rápidas, facilitando una mejor producción de tejido.
Las máquinas de coser pueden hacer variedad de puntadas rectas o en patrones. Incluyen medios para arrastrar, sujetar y mover la tela bajo la aguja de coser para formar el patrón de la puntada. La mayoría de las máquinas de coser caseras y algunas industriales usan puntos de cadena o cadeneta.
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